Empezó a los 14 años cantando baladas, según él muy cursis y es en la selva que descubre su talento literario y atendiendo la necesidad de poesías divertidas para niños, escribe su famoso "Canto de Loritos" que fue su carta de presentación, con la que ganó en 1998 un Premio Nacional de Literatura y que lo impulsó a aventurarse por el desafiante mundo de las letras dejando las aulas siendo docente nombrado.
A la fecha, ha producido más de 20 libros y 9 Cds. cantando sus fábulas, obteniendo premios de prestigio por libros como "Fabulinka: Un reino en peligro", en el que recrea la historia de la conquista española, cuyos personajes son animales originarios de América que viven en el reino de Fabulinka.
Él se prefiere como cantante que hace literatura musicalizada y cuenta que en el año 1996 ganó un Concurso de Canto Folclórico Peruano Latinoamericano con el huayno que compuso: ¡Yo soy Serrano y qué", en ese entonces tuvo como contrincante al cantante Dilio Galindo de "Antología". Señala que es con su trabajo musical que ha podido sostenerse e imprimir sus publicaciones.
Fue candidato al Premio Nacional "Integración 2012" por su propuesta cultural educativa que beneficia a más de un millón de niños de todo el Perú a través del arte y humor que genera un aprendizaje más cercano, divertido y de fácil recordación. Este mismo año se presentó como invitado en la Feria Internacional del Libro.
Comenta que envidia a municipalidades de otros departamentos que organizan ferias de libros para motivar y fortalecer su cultura, señala como ejemplo que Salas Guadalupe podría iniciar e impulsar una feria, teniendo en cuenta que en este distrito han destacado intelectuales como Juan Donayre Vizarreta y Joel Muñoz García.
Triste nos cuenta que con la pandemia los escritores la están pasando muy difícil, porque no pueden salir a ofrecer sus obras y más en Ica en dónde no hay apoyo a la cultura local. Él antes de la pandemia llevaba su propuesta mediante shows en escuelas, teatros o espacios públicos y también capacitaba a maestros en talleres de creatividad literaria, lo que le permitía generar ingresos, pues no le alcanza con la venta de sus libros pese a que tienen un precio accesible.
Manifiesta que hace más de 15 años no lo invita ni la Facultad de Lengua y Literatura ni la de Educación de la Universidad San Luis Gonzaga, pero sin embargo universidades de la capital y de la sierra y selva siempre lo invitan a talleres y conversatorios, ahora incluso en modo virtual.
También comentó con pesar que las instituciones educativas privadas no incluyen su producción pese a que en todos ha repartido su catálogo, lamentablemente no es profeta en su tierra.
Pero si agradeció a las instituciones educativas públicas Juan XXIII, Margarita Santana de Benavides, y Micaela Bastidas, cuyos docentes si incluyen sus obras en sus planes lectores.
Fue muy grato conversar con él, un maestro de corazón que apostó por sus sueños, cuya obra debería ser de lectura obligatoria en todas las escuelas del departamento y el Aprendo en Casa Regional también lo debería incluir en su planificación, no es tarde aun.
Homenajes y reconocimientos póstumos no sirven de nada, valoremos desde ahora su legado.
Cerramos con una frase suya muy propicia para estos tiempos: "¿para qué leer? ´pues para discutir sin ofender".
Agradecemos lo compartan en sus redes sociales..
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